economía circular, nuevo modelo de producción

Existen muchas definiciones de lo que es la economía circular. Por ejemplo, la Fundación Ellen MacArthur la define como un sistema industrial que es restaurativo y regenerativo por intención y diseño. Es decir que podemos diseñar una cadena productiva generando el menor daño posible y recuperar el daño que ya sea hecho en la parte social y ambiental. Este modelo hace énfasis en el cuidado del medioambiente y el bienestar de toda la sociedad.

Otros definen la economía circular, también conocida como economía restringida, como un modelo de producción y consumo basado en las 4 R: reducir, reutilizar, reparar y reciclar, los materiales y productos existentes, durante el mayor tiempo posible, con el fin de hacer un uso más sostenible de los recursos disponibles en el planeta.

FI Group, expertos globales con 20 años de experiencia en soluciones globales para la financiación y la gestión de la innovación en todo el mundo, considera que economía circular se basa en 3 principios, impulsados por el diseño: Eliminar los desechos y la contaminación, la recirculación de productos y materiales y regenerar la naturaleza.

Indistintamente de cuál sea la mejor definición, el objetivo principal de este modelo de producción y consumo es abordar desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la gestión de los desechos y la contaminación, y surge como una alternativa más viable al actual modelo de la economía lineal basada en la extracción de materias primas, la producción de productos que se utilizan y se desechan generando contaminantes que afectan al medio ambiente y ponen en riesgo la supervivencia de todas las especies animales y vegetales en el planeta.

consumo para el planeta

El modelo de economía lineal, que usamos desde hace más de un siglo, a largo plazo no es viable y no necesitamos ser expertos para darnos cuenta del daño que hemos causado al planeta desde que inició la revolución industrial. El cambio climático como consecuencia de la contaminación ambiental y la pérdida de biodiversidad, es más que evidente. Sin embargo, también existen mediciones que dan cuenta del gran daño que estamos causando al planeta que sostiene la vida de humanos, plantas y animales.

De acuerdo con la organización Global Footprint Network, el 28 de julio de 2022, fue el día en que los seres humanos, que sumamos 8 mil millones de personas, agotamos los recursos naturales que el planeta es capaz de renovar en un año.

Si a esto le sumamos que gran parte de la población mundial vive en condiciones de pobreza, es más que evidente que el actual modelo de economía lineal no sólo no es justo, porque la riqueza que se produce a partir de la explotación de los recursos del planeta no se reparte de manera equitativa, sino que, además, este modelo está poniendo en riesgo la supervivencia de todos los seres humanos, ricos y pobres, y de las especies que dependen de este planeta para subsistir.

En el planeta, hay un modelo de desarrollo circular por excelencia: la naturaleza. El ciclo del agua, del hidrógeno, las estaciones, todo es circular. Si el ser humano no existiera y no afectara tanto a la naturaleza, los ciclos se regularían solos, ya que todo está perfectamente balanceado. Incluso, cuando había menos seres humanos y sólo consumían lo que necesitaban para subsistir, el planeta podía sostener la vida.

Sin embargo, con el aumento desmedido de la población mundial, la necesidad de producir cada vez más para satisfacer la demanda de alimentos, el desarrollo industrial para procesar productos, la aparición de los medios de transporte, el comercio mundial, la tecnología, la urbanización y la ambición humana por atesorar cosas a cualquier precio, está poniendo la capacidad del planeta para sostener vida, al límite.

Una de las claves para hacernos responsables de nuestro impacto en el planeta, es desacoplar la generación de ingresos de la extracción de recursos. Tenemos que crear modelos de producción que no dependan de la extracción y explicación de metales, minerales, madera y recursos en general. Otra clave es evitar el desperdicio, esto es aprovechar los derechos que generamos.

Para cambiar la economía lineal por la circular, es necesario que las empresas optimicen su cadena de producción para utilizar todo lo que tienen a su alcance, incluidos sus “co-productos”. Las empresas tienen que adaptar su negocio para expandirlo hacia nuevos mercados de consumo, hacia nuevas categorías de producto. Por ejemplo, un productor de jugos puede crear barritas energéticas y funcionales con el bagazo de frutas y verduras que hoy desecha.

La industria de alimentos y bebidas se ha dado cuenta que los desperdicios que generan no sólo contaminan, sino que además significan la pérdida de dinero para la industria. Nataly Restrepo, consultora en innovación sugiere un cambio de paradigma donde los “desechos” dejen de llamarse y verse así para convertirse en “co-productos” que deben ser valorados.

Por ejemplo, los envases de plástico utilizados en la gran mayoría de los refrescos y bebidas que consumimos. La mayor parte terminan en los basureros, cuando deberían ser reciclados en su totalidad para reducir la contaminación ambiental y la extracción de recursos naturales o fósiles, como el petróleo, para producir nuevos envases.

La urgencia de cambiar nuestra forma de vivir y el modelo económico actual está motivando cambios innovadores en distintos sectores. Por ejemplo, el caso de Toast, una marca que aprovecha los desechos de la industria panadera británica para producir cerveza. En México, la empresa Regiomontana, Goula Biosolutions, que produce bioplásticos, aprovecha el bagazo de agave que desecha la industria tequilera. Y Biofase, que produce cucharas, contenedores, platos y popotes a partir de las semillas del aguacate.

En la industria agroalimentaria las posibilidades para adoptar la economía circular son infinitas y, además de la parte ética y de responsabilidad ambiental, la parte de negocio puede ser bastante interesante, ya que lo que hoy es considerado un desperdicio y una pérdida, mañana podría significar una nueva oportunidad de negocio y un ingreso adicional.

Además del concepto de “cero desperdicios”, hay otro principio de la economía circular que la industria debe plantearse: la buena interacción entre materiales técnicos y biológicos. Los materiales técnicos son todo lo que es inorgánico: metales, minerales, plásticos, todo aquello que no puede volver de manera segura a la naturaleza.

Los materiales biológicos, son todos los que se pueden regresar al planeta sin tener un impacto negativo. Este principio de la economía circular consiste en mantener estos materiales funcionando, pero intentar que no se mezclen. Un ejemplo muy claro de cómo no hacerlo son los envases que conocemos como ‘tetrapack’, que, por sus mezclas de cartón, plásticos y aluminio, era todo un reto reciclarlos.

Hoy, la industria de envasado para el sector alimentario ha diseñado envases que mitigan su impacto ambiental. La empresa suiza SIG, con presencia en México, ha creado envases asépticos con cartón procedente de bosques sustentables, que eliminan la capa de aluminio. Tienen polímeros para el laminado del cartón y la fabricación de las tapas, también originados en fuentes de madera renovable.

Este es un ejemplo de un problema de diseño que se ha ido resolviendo. Si tenemos un metal, hay que buscar reutilizarlo, remanufacturarlo o reciclarlo. En el caso de los materiales biológicos, hay que pensar cómo extraerles mayor valor en vez de mandarlos a los rellenos sanitarios. Además, debemos evitar mezclar los desechos, ya sean orgánicos e inorgánicos y cerrar los ciclos de cada material. Y algo muy importante, es el tratamiento del agua, ya que en la mayoría de los procesos productivos esta se contamina y como sabemos solo el 2% del agua de todo el planeta es agua dulce.

Otro punto importante de la economía circular es pasar de un modelo consumista a un modelo de servitización en el que el ser humano pasa de ser consumidor final a ser un usuario de los productos con el objetivo de poder intercambiarlos y compartirlos con el resto de los usuarios. Las empresas pasarían a ofrecer un servicio en vez de un producto, y así se conseguiría reducir tanto las materias primas como los residuos generados.

Si bien la transición de un modelo económico lineal hacía una economía circular no es nada sencilla, algunos países están trabajando seriamente para lograrlo. Sin embargo, para que la economía circular tenga un verdadero impacto, es necesario que todos los países y todos los sectores productivos la adopten. Además, es indispensable frenar el crecimiento de la población mundial ya que, el planeta no crecerá y los recursos, en algún momento, se agotarán.

La maestra Restrepo considera que, por cómo están diseñadas las cadenas de producción y distribución, la economía circular perfecta es una utopía y, aunque algunos países y sectores productivos lo están intentando, es necesaria más colaboración entre los sectores productivos para que, los desechos de unos, puedan ser la materia prima de otros.

Sin embargo, hasta los paradigmas se pueden romper y una utopía también puede dejar de serlo y puede convertirse en una oportunidad que inspire y motive el cambio necesario para lograr una vida sostenible en el planeta. El reto no es menor, pero es totalmente necesario cambiar la forma en la que los humanos vivimos para que, las siguientes generaciones, puedan tener un futuro.