Entrevista Víctor Reyes - Campeón Paralímpico Tenis de Mesa

Ping pong persona jugando

Possehl, es una empresa mexicana líder en la distribución de materias primas para trece sectores industriales en nuestro país; y desde hace muchos años, cuenta con un programa de Responsabilidad Social Empresarial que busca contribuir al desarrollo de comunidades y sectores de la población en situación de vulnerabilidad.

Dentro del alcance del programa de Responsabilidad Social Empresarial, uno de nuestros mayores orgullos ha sido conocer y apoyar a deportistas destacados como Víctor Reyes. Hoy te compartimos su inspiradora y motivadora historia.

Víctor ¿Cuándo comenzaste a practicar deportes y cómo has llegado hasta el sitio donde estás actualmente?

Soy un apasionado de los deportes, y cuando comienzas a identificar qué deporte vas a practicar, el último que se te ocurre es el tenis de mesa. Yo descubrí mi discapacidad entre los 10 y 11 años, me desarrollé hasta ese punto como un niño “convencional”; pero tanto mi familia, como la gente que nos rodeaba, incluso yo mismo, notábamos cosas extrañas y raras: batallaba para ciertas cosas y no rendía igual que otros niños, tenía muchas contracturas en los músculos porque tenía una disminución de fuerza y ya no podía jugar ni tener el mismo rendimiento que el resto de los niños. Había la teoría de que podía ser “pie plano”, hasta que me hicieron estudios y una biopsia donde el diagnóstico fue “distrofia muscular”, que es una enfermedad discapacitante; entonces, ahí cambió todo.

Practicaba fútbol en las fuerzas básicas del Guadalajara y desde chiquito iba subiendo de nivel; después, ya no podía ir a la par que otros niños de mi edad y entonces descarté la opción del fútbol. Mi papá ha jugado frontenis y me gustaba, también el boxeo y el futbol americano. No tenía idea de qué iba a hacer, pero si me mantenía practicando muchos deportes al mismo tiempo.

Al enterarme de la discapacidad se bloquearon muchas opciones de deportes de contacto, por lo que busqué el que se adecuara a mis condiciones físicas; y aunque se piensa que el tenis de mesa no requiere mucho desgaste o desplazamiento físico, conforme fui avanzando, me di cuenta de que sí se ocupa muchísimo, pero me empecé a familiarizar con eso.

Cuando estaba en Aguascalientes con mi familia y me encontraba peloteando en una clase de frontenis, resulta que volé la pelota; por lo que, tuvimos que cruzar la avenida a un deportivo que existía ahí y casualmente había una clase de tenis de mesa, lo cual me pareció sumamente sorprendente dado que el primer impacto visual que se tiene es muy llamativo. Por ejemplo, se puede apreciar cómo fluye la pelota rápidamente. Tomé mi primera clase el 17 de julio del 2006 a las 16:00 horas y de ahí nunca lo solté.

Entrenaba alrededor de 5 a 6 horas diarias, y cuando llegaba a casa, ponía la mesa para que mis papás jugarán conmigo y me obsesioné. En aquel entonces yo desconocía la existencia del “deporte paralímpico”, por lo que estuve jugando únicamente contra personas convencionales.

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¿Cuándo fue que decidiste entrar al deporte ya en un ámbito más profesional?

Al principio mi objetivo a mediano plazo era ganarles a los chavos que yo veía que ya llevaban tiempo y que jugaban muy bien.  A los 3 meses fui a Colima a un abierto convencional, gané el sub-13 y sub-15; y casualmente, el último día la entrenadora de la Selección Nacional Paralímpica fue a ese gimnasio a buscar árbitros dado que, al día siguiente, tenía lugar el nacional de silla de ruedas.

La entrenadora vio que tenía una discapacidad por cómo me movía y me invitó a participar en el nacional. Al siguiente día pude participar y logré ser campeón nacional a los 3 meses de comenzar a competir y conocer el deporte paralímpico. Me dediqué a cumplir mis objetivos de ganarle a otros niños, yo estaba muy activo y siempre me exigía más, así pude mejorar más rápido de nivel. Tenía 11 años cuando me invitaron a formar parte de la preselección paralímpica, donde en aquel momento enfrentaba tanto a personas convencionales como con discapacidad.

Fui parte de la selección nacional de convencionales sub-15 y sub-18, pero como me mantenía activo en la selección paralímpica no podía llevar los dos a la par; por lo que me enfoqué en lo que realmente podía destacarme dado a que, independientemente de que entrenes y le pongas todas las ganas del mundo, es un deporte que involucra mucho la estrategia; es decir, no significa que por ser más fuerte o alto vas a ganar.

Me dediqué al deporte paralímpico desde los 11 años; a esa edad salí de mi casa y me independicé, prácticamente para concentrarme en el deporte durante 6 meses; estaba apasionado por esto y al ver que se iban dando los resultados poco a poco, más me motivaba.  En su momento me mencionaron que yo era el atleta más joven que ha participado en los juegos Panamericanos; en ocasiones, me hacían la burla en cuanto a que si era la mascota del equipo; tenía 12 años y medía lo que la silla.  Fui cuarto lugar a nivel América. De ahí me seguí preparando y empezaron los eventos internacionales, como en otros dos Panamericanos en donde quedé segundo lugar nivel América.

¿Cómo fue que llegaste a una vinculación con Possehl?

Fue por medio de una vecina que es muy amiga de Héctor Martínez (Director de Finanzas en Possehl). Nosotros estábamos buscando sacar a flote este deporte, tratamos de motivar a las personas a que hagan actividades físicas y que tengan un objetivo. A las personas que tienen alguna discapacidad, a veces el mundo se les cierra y buscamos que el deporte sea un vínculo para motivarlos. Me gusta invitarlos a hacer deporte y orientarlos a identificar el que más les guste y se adapte a ellos, gracias a mi experiencia de más de 15 años.

El primer elemento de nuestro proyecto es darle herramientas a los niños y a los adultos con discapacidad ya que, en muchos casos, no hay mesas ni nada con que entrenar, así que nuestra ilusión es aportar con material deportivo a los estados del país y capacitar a los entrenadores, que hoy en día capacitan a personas convencionales, para que puedan entrenar también a personas con discapacidad con el objetivo de convertirnos en una delegación olímpica como Francia, China o Alemania. La meta es que con el tiempo podamos equipar de tres en tres estados de la República Mexicana.

Dentro de tu trayectoria, ¿Cuál ha sido tu experiencia de tenis de mesa más significativa?

La que tengo presente es la manera en cómo clasifiqué para los olímpicos. La final es lo que a mí me ha marcado, es como la ilusión y el sueño que te puede cambiar la vida porque yo venía de ser campeón de América; y al principio, realmente no perdía ningún set contra alguien de América. Cada cuatro años tienes la ilusión de calificar para los Juegos Olímpicos y yo venía tratando de lograrlo desde hace 12 años.

Curiosamente, tenía esa sensación de que algo podía salir mal. Tres semanas antes del torneo para el pase a los juegos olímpicos, tuve un problema con mi material y perdí la final contra un atleta chileno; lo cual, me motivó a prepararme mejor. Cuando llegamos a Lima, Perú, donde se realizaría el clasificatorio, estaba haciendo mucho frío y, mientras descansaba en el hotel, me quede dormido en mi hombro por muchas horas. Cuando mi sparring me despertó para ir a entrenar me di cuenta de que no sentía el hombro y el brazo, y cuando hice el movimiento para levantarme me empezó a doler muchísimo. Fui llevado al servicio médico donde me acomodaron el hombro y me administraron medicamentos.

Por otro lado, veía como los atletas brasileños, medallistas Olímpicos, entrenaban a gran nivel; por lo que, no quería que vieran que estaba mal. Finalmente, nadie se enteró, nadie se dio cuenta que estaba lastimado. Cuando llegó el día de competir, me tuve que quitar todo, me asignaron a un kinesiólogo, y aunque el dolor era leve, no estaba a gusto y tenía muchísimo miedo de hacer movimientos bruscos.

Por lo anterior, me sentía comprometido, con mucho estrés, me dolía todo, tenía incertidumbre de que no podía hacer las cosas. Finalmente, fui avanzando hasta llegar a la semifinal; la cual gané ante un atleta brasileño.

En la final, gané el primer set, llegué a 11 puntos y me sentía un poquito mejor con la situación, pero el siguiente set lo perdí. En el tercer set tuve en mis manos 8 puntos para ganarlo, fue emocionalmente muy frustrante no poder concluir hasta que en el punto 9 para set, logré cerrar pero fue un momento de muchísima presión. A falta de 1 set más para calificar a Juegos Olímpicos de nuevo tuve 4 puntos para partido; emocionado por la situación y con fallas en la concentración me empataron y ganaron ese set, mandando todo a un último de calificación para ambos. Empecé perdiendo por 6 puntos de diferencia ese último set; por lo que con ganas de luchar hasta el último y representar siempre de la mejor manera a mi país, lleno de valentía seguí peleando hasta que pude remontar; y sin darme cuenta, ponerme match point a favor; y de esa manera, ganar el último punto y lograr esa calificación tan anhelada.

¿Y en Tokio cómo te fue?

Pues no me fue como hubiera querido, pero la ilusión de hacer las cosas bien era muy grande. En Europa tuve resultados muy buenos; al campeón de Asia le gané en Las Vegas; al campeón olímpico actual en plata le gané en Eslovenia; y eso me motivó mucho, pero llegó la pandemia, todo se cerró y nos tuvimos que regresar todos a casa, dejando de entrenar apropiadamente.

Tomé la decisión de buscar un departamento que me quedara cerca del equipo de trabajo que formé, me prestaron una mesa, quité el comedor, puse la mesa y me dije, “vamos a hacer lo que podamos, lo que esté en mis manos”. Así que, al final de cuentas, lo que aprendí es que, si quieres ser campeón olímpico y el mejor del mundo en algo, entre hacer lo que yo hice y no hacer nada, es lo mismo. Lo aprendí a la mala, hicimos lo que se pudo, pero no eran las condiciones que debíamos tener.

Llegamos Tokio y me ganaron dos atletas que nunca lo habían hecho. Fue una experiencia increíble ir al estadio, convivir con los mejores deportistas del mundo, cada uno, en su especialidad, conocer la ciudad; etc. La experiencia de mi participación como competidor en los juegos olímpicos la sentí muy limitada porque tenía mucha ilusión y ánimo, pero no fue como yo esperaba.

¿Cuál ha sido tu mayor desafío como atleta paralímpico?

Lidiar con las condiciones, lidiar conmigo mismo, porque me gusta ser competitivo, me gusta estar en la pelea y para ello, tengo que hacer las cosas bien. Suelo ser muy perfeccionista y eso me ha llevado a tener problemas, porque puedo hacer las cosas bien 7 veces, pero si hago una mal me frustro. Es el tipo de cosas con las que lidio mucho, como atleta y como persona.

A favor, tengo un gran equipo que me acompaña en este proceso; tengo la fortuna de contar con el mejor entrenador que existe en el continente, es mexicano y con quien he formado una familia. Mis sparrings, mi preparador físico, mi psicólogo, estoy muy contento con las personas que me rodean en este proceso.

¿Me podrías platicar sobre tu participación en el torneo de la copa Cristina Hofmann?

Es el segundo evento que se hace en México a nivel internacional y eso está muy padre porque, aunque no somos muchos, existe gente que no ha participado en un evento internacional porque se necesitan al menos 30 mil pesos para viajar a Europa a un torneo y, como la mayoría vive resolviendo el día a día, muchos atletas se privan de la posibilidad de vivir la experiencia de un torneo internacional.

Traer este evento a Cancún a través de mi entrenador, quien es el organizador, genera mucha ilusión.

Por otro lado, será mi primera participación internacional después de Tokio. Aunque no soy un novato, perder ritmo de competencia en un lapso tan largo es siempre un reto; sin embargo, por otro lado, es muy significativo comenzar nuevamente y tener la ilusión de competir.

Después de Cancún, no hay otro evento por el momento en el que podamos participar. Una competencia que sí es primordial es el próximo evento clasificatorio para los Juegos Olímpicos en Santiago, Chile 2023. Ahí me estaré jugando el pase con la ilusión también de que haya torneos previos. Será sin duda un evento muy motivante dado que me encanta competir y me dará un enorme gusto ver a compañeros que tiene mucho tiempo que no veo, espero traer nuevas historias.